La Historia de Paxapoga: Un Legado Familiar que Traspasa Generaciones
En el corazón de Cerredo, Asturias, rodeado de montañas y minas de carbón, comenzó una historia que trascendería fronteras y generaciones. Era 1944 cuando Antonio Riesco, un joven trabajador de la mina, se dirigía desde un pueblito llamado Riotorno cada día a la casa Menéndez en Cerredo para almorzar. Allí, Florentina Menéndez, conocida cariñosamente como Tina, ayudaba a su madre a cocinar para los mineros. Entre ollas y platos de comida caliente, Antonio y Tina se conocieron y se enamoraron en un escenario marcado por la posguerra civil española.
El Origen del Nombre: De Pasapoga a Paxapoga
Los pueblos de Tina y Antonio, Cerredo y Riotorno, estaban conectados por un camino de montaña. A mitad de ese trayecto se encontraba una taberna llamada “Pasapoga”, un lugar de encuentro para los viajeros que recorrían el monte. Su nombre era un acrónimo de los apellidos de la familia que la trabajaba: Paredes, Salas, Ponce, Gallo. Años después, esa taberna serviría de inspiración para un sueño que Tina y Antonio compartían: tener su propio negocio. Rebautizaron esa idea como “Paxapoga”, un nombre que mezclaba el tradicional “puxa” asturiano y una “X” característica del bable, el idioma regional de Asturias.
El Sueño Americano
Antonio y Tina se casaron jóvenes y, llenos de ilusiones, abrieron su primera cantina en Cerredo. Sin embargo, la carta de recomendación de un tío desde Buenos Aires cambió sus vidas para siempre. Dejaron atrás su pequeño emprendimiento y la mina, y partieron en busca del sueño americano junto a su primer hijo, Toni, que tenía solo tres años. Tras quince días de viaje en barco, llegaron a Buenos Aires. Antonio trabajó como lavacopas en bares del microcentro, mientras Tina se empleaba como portera en un edificio. Fue en esa ciudad donde nació su hija Angélica, y donde la familia vivió por más de dos décadas, acumulando experiencias y anhelos.
Su Lugar en el Mundo: Descubriendo Pinamar
En 1977, un proyecto de construcción de su hijo los llevó a descubrir Pinamar, un pequeño pueblo de apenas 5,000 habitantes. Surgió entonces la oportunidad de abrir un restaurante en una esquina que con el tiempo se convertiría en la más emblemática de la ciudad. El 31 de diciembre de 1978, inauguraron Paxapoga, que desde el primer día no dejó de crecer. En 1989, se añadió un segundo salón, y en 1992, un tercero, alcanzando una capacidad de 400 cubiertos. Finalmente, en 1995, el restaurante se amplió una vez más, llegando a casi 500 cubiertos y consolidándose como uno de los restaurantes más concurridos de la costa.
Nuevos Desafíos: La Generación que Expandió el Sueño
En 2009, los hijos y nietos de Antonio y Tina tomaron las riendas y abrieron el segundo local: “Paxapoga del Mar”, ubicado a solo tres cuadras del primero, frente a la playa. El éxito fue inmediato y, animados por este logro, expandieron la marca a Cariló, donde inauguraron “Paxapoga del Bosque Cariló” en 2012. Así, la visión de la familia continuaba creciendo y adaptándose a los nuevos tiempos.
La Pandemia: Época de Grandes Cambios
El fallecimiento de Antonio en 2017, a los 93 años, marcó un punto de inflexión para la familia. Tres años después, con la pandemia de 2020, la salud de Tina se deterioró y la familia decidió cerrar el restaurante original en Pinamar, considerando que no debía continuar sin la presencia de sus fundadores. Mientras tanto, las nuevas generaciones no se detuvieron: en 2019 abrieron “Paxapoga Palermo”, dentro del Centro Cangas del Narcea en Buenos Aires, un espacio que honra las raíces asturianas de Antonio y Tina, ofreciendo platos típicos y bebidas tradicionales de su tierra natal.
Durante la pandemia, “Paxapoga del Mar” se transformó en “Paxapoga en Casa”, una propuesta que permitió a los clientes seguir disfrutando de sus platos favoritos desde la comodidad del hogar.
El Regreso a Pinamar: Volviendo a las Raíces
Tras la pérdida de Tina en 2021, la familia decidió volver a Pinamar en 2024 con un nuevo restaurante que refleja el espíritu original de Paxapoga. Un lugar con encanto único, listo para recibir a nuestros clientes que recuerdan con nostalgia sus visitas a Paxapoga, invitándolos a enamorarse como lo hicieron Antonio y Tina al inicio de su viaje.
Paxapoga: Un Legado de Familia y Tradición
Paxapoga no es solo un nombre; es un legado. Un negocio familiar que nació del esfuerzo y amor de una pareja que trabajó incansablemente para cumplir su sueño. Hoy, sus hijos, nietos y bisnietos continúan esa tradición, transmitiendo los valores y sabores de una familia que, con cada plato, honra sus raíces y su historia. Aunque Antonio y Tina ya no están, su recuerdo sigue vivo en cada receta de los restaurantes que llevan su nombre. Paxapoga es un homenaje a su memoria y un testimonio del poder de los sueños compartidos, generación tras generación.